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CARLOS MARIO GALLO MARTÍNEZ

REFLEXIÓN DE NAVIDAD

REFLEXIÓN DE NAVIDAD

REFLEXIÓN DE NAVIDAD
 
Un día Alfredo, despertó en una víspera de Navidad, muy contento, pues una fecha muy importante estaba por llegar. Era el día del aniversario del Niño Jesús, y es lógico, el día en que Papá Noel vendría de visita como todos los años.  Con sus cinco añitos, esperaba ansiosamente el caer de la noche, para volver a dormir y espiar la media que estaba en el frente de la puerta, pues no tenía árbol de Navidad. Se durmió muy tarde, para ver si conseguía atrapar a aquel "viejito", pero como el sueño era mayor que su voluntad, se durmió profundamente.
 
En la mañana de Navidad, observó que su media no estaba allí, y que no había regalo alguno en toda su casa. Su padre desempleado, con los ojos llenos de lágrimas, observaba atentamente a su hijo, y esperaba tomar coraje para hablarle, que su sueño no existía, y con mucho dolor en el corazón lo llamó:
-    ¡Alfredo, hijo mío, ven acá!
-    ¿Papá?
-    ¿Qué ocurre hijo?
-    Papá Noel se olvidó de mí.
 
Mientras se lo decía, Alfredo abrazó a su padre y los dos se pusieron a llorar:
-    ¿Papá, él también se olvidó de ti?
-    No, hijo mío. El mejor regalo que yo podría haber ganado en la vida está en mis brazos, y quédate tranquilo, pues yo sé que Papá Noel no se olvidó de ti.
-    Pero todos los otros niños vecinos están jugando con sus regalos.  Él se olvidó de nuestra casa.
-    No se olvidó de ti, hijo mío.  ¡El regalo te está abrazando ahora y va a llevarte a uno de los mejores paseos de tu vida!
 
Y así sucedió, ambos fueron a un parque y Alfredo jugó con su padre durante el resto del día.  Cuando regresaron a la casa, al comienzo de la noche, Alfredo se fue para su cuarto y escribió una carta para Papá Noel:
 
"Querido Papá Noel, yo sé que es demasiado tarde para pedir alguna cosa, pero quiero agradecerte el regalo que me diste. Deseo que todas las Navidades que yo pase, hagas que mi padre se olvide de sus problemas y que él pueda distraerse conmigo, pasando una tarde maravillosa como la de hoy.
 
Gracias por mi vida, pues descubrí que no es solo con juguetes que podemos ser felices, y sí con el verdadero sentimiento que está dentro de nosotros, y que el Señor despierta en las Navidades.  Te estoy muy agradecido por el regalo que me diste este día.  Con amor, Alfredo.  Y se fue a dormir.
 
Cuando el padre entró al cuarto de su hijo para darle las buenas noches, vio la cartica que Alfredo le había escrito a Papá Noel, y a partir de ese día, no dejó que sus problemas afectaran la felicidad de ellos y comenzó a hacer que todos los días fueran Navidad para ambos.
 
Autor Desconocido    

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