COMO ORAR PARA RECIBIR
COMO ORAR PARA RECIBIR Y todo lo que pidieres al padre en mi nombre lo haré, para que el Padre sea glorificado en el hijo. Si algo pidieres en mi nombre yo lo haré.
San Juan 14:13,14
Todos le pedimos a Dios pero no todos recibimos lo que Jesucristo nos habla es claro: TODO lo que pidieres al padre en mi nombre lo haré, para que el Padre sea glorificado en el hijo.
Cuando dice: "Y Todo". ¿Cuanto entra?
Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense pues quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.
Santiago 1:6,7
Hay una forma de orar. En los textos de San Juan. Usted se concientiza que no importa que, usted pide a Dios y el se lo dará.
En el libro de San Juan dice que el que pida lo haga con Fe. no dudando en nada. Esto quiere decir que cuando yo le pido a Dios debo pedir creyendo que lo que Cristoi dijo en el libro de San Juan 14:13,14 es verdad! Por lo tanto si necesito un trabajo mi Oraci{on no debe quedar en esa expresión, no es la forma debo ir a la palabra de Dios.
En mi relación con Dios en la Oración debo decirle: "Señor tu palabra dice en San Juan 14:13,14 que todo lo que te pida en nombre de Jesús tu me lo daras es por eso que yo vengo en oración y te pido en el nombre de Jesús un trabajo y conforme a tu palabra y conforme a tu palabra yo confieso que recibo ese trabajo. Así se debe pedir.
Usted puede pedir todo el tiempo pero nunca recibirá si no pide CREYENDO que recibe ¿Cuando Dios contesta? Cuando llegue su tiempo.
" Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiero bajo del Cielo tiene su Hora" Eclesiastés 3:1
Si usted pide Creyendo, llegará el tiempo y recibirá.
El que pide con fe es aquel que recibe cuando ora y se mantiene confesando que lo tiene hasta que se materializa.
NO importa lo que vea, no importa el tiempo que transcurra. Fe es pedir sabiendo que Dios me da lo que yo pido.
Cristo dejó escrito que me da Todo lo que le pida y por si quedaba alguna duda, agrego en el versiculo 14; Si algo pidieres en mi nombre yo lo haré". ¿Que debo saber? ¿Promete acaso Dios contestarme la Oración?
Pedid y se os dará buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá Mateo 7:7 "Y todo lo que pidieres en oración creyendo, lo recibiréis." Mateo 21:22"Si permaneciéseis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho". San Juan 15:7 CAda vez que vaya al Padre, Él le va a responder. ¿Cúal es el secreto de recibir? Usted tiene bien que conocer estos textos. Aprendérselos de memoria, escribirlos por toda la casa, Guardárselos en el corazón, y confesarlas hasta que se materialice lo que usted pidió. Y si ha pasado determinado tiempo y usted aún no recibe, debe seguir orando, no pidiendo de nuevo lo mismo, sino dando gracias por lo que ya recibi de Él. No le pida dos veces. Pida una vez y luego siga dando gracias.
No pida por si acaso, sin saber si Dios ha provisto lo que le pide. Debe leer la Biblia y conocer que es lo que Dios nos promete para pedir de acuerdo a su voluntad, y cuando ore diga: Tu dijiste tal cosa por lo tanto yo te pido ..." aferrándose a su palabra. Dios no responde por ver la necesidad, ni porque nos enojemos con él o nos quejemos. Dios nos responde cuando ve la fe, y no hay limites en su respuesta. Es por eso que usted a a ver personas que reciben más y más cada día, porque se ejercitan en la fe y se mantienen así. Es como el atleta que se prepara constantemente y avanza en galardones día a día.
Con mi fe ejercitada, primero recibo una bicicleta, luego un auto, y sigo recibiendo y glorificando a Cristo no poniéndome altivo ni orgulloso y así podré recibir helicópteros y aviones, y hasta platos voladores si los hay!
GLORIA A DIOS!
La clave está en recibir la primer cosa, esperar un mes, dos meses, un año y conoceremos su gloria. Cuando usted doble sus rodillas en su casa y ore, nunca le hable diciendo: Señor soy tan bueno,¿Por que no recibiré señor. Recuerde que Dios no nos da porque lloremos. Le dejo estas tres preguntas para que recapacite antes de Orar.
1.- ¿Hay para usted promesa de contestación de parte de Dios?
2.- ¿Que es lo que Dios le ha prometido que le puede dar?
3.- ¿Hay limetes en lo que Dios puede darte?
IMPORTANCIA DE LA ORACION
Llama la atención que el Catecismo de la Iglesia Católica dedique una quinta parte (20%) de sus páginas al tema de la oración, en forma muy extensa y explícita, y tratando todas las formas de oración, inclusive la de la contemplación, que erróneamente ha estado reservada para vocaciones especiales. Son tan detallados los capítulos que el Nuevo Catecismo dedica a la oración, que trae hasta consejos prácticos para la oración y trata también los errores en que se pueden caer los orantes. El tratamiento que da el Catecismo a la oración denota la importancia que le asigna el Magisterio de la Iglesia a la misma.
La oración es la llave que abre nuestro corazón y nuestra alma al Espíritu Santo; es decir, a Su acción de transformación en nosotros. Al orar, permitimos a Dios actuar en nuestra alma -en nuestro entendimiento y nuestra voluntad- para ir adaptando nuestro ser a Su Divina Voluntad. (cfr. CIC 2825-1827)
La oración nos va descubriendo el misterio de la Voluntad de Dios. (cfr. Ef.1,9)
La oración va conformando nuestro ser a esa forma de ser y de pensar divinas: nos va haciendo ver las cosas y los hechos como Dios los ve.
La oración nos va haciendo conformar nuestra vida a los planes que Dios tiene para nuestra existencia.
En fin: la oración nos va haciendo cada vez más "imagen de Dios".
Tal vez por todas estas cosas y por el interés del Magisterio de la Iglesia en la oración, el Papa Juan Pablo II nos dejó una consigna en su visita a Venezuela, consigna que repite en todos sus viajes y que él mismo practica: "Ante todo, creced en el Señor ... Abrid siempre más vuestro corazón a Cristo. Acoged Su presencia misteriosa y fecunda; cultivad la intimidad con El en ese encuentro que cambia la vida ... Creced siempre en el Señor. Creced hacia la plenitud de Dios" (Ef.3,19). Y esta consigna no fue precisamente para el Clero o los Religiosos: la dijo para los laicos, para los que debemos estar actuando en el mundo.
Y ese crecimiento en el Señor, ese crecimiento hacia la plenitud de Dios no puede darse sin la oración, sin "ese encuentro que cambia la vida".
Y ese crecimiento significa ir creciendo en los frutos del Espíritu Santo, algunos de los cuales cita San Pablo en su carta a los Gálatas (Gal. 5,22-23): amor, alegría, paciencia, comprensión, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí ... pues el Espíritu Santo va infundiendo ésos y otros frutos en el alma de todo aquél que se abre a su acción de transformación divina, sobre todo a través de la oración.
La oración es tan importante que no podemos, por ejemplo, pretender amar, amar verdaderamente, amar como Dios nos ama, si no nos abrimos a la acción del Espíritu Santo a través de la oración y de los Sacramentos. Porque para amar verdaderamente hay que dejar que sea el Espíritu Santo -que habita en nuestro interior si estamos en estado de gracia- Quien ame en nosotros y a través de nosotros. De otra manera, lejos de proyectar el Amor de Dios en nosotros, podemos más bien proyectar nuestro propio yo.
1. SE REQUIERE SOLEDAD Y SILENCIO
Hay que empezar por crear soledad. "Así lo hacía El siempre que oraba", dice Sta. Teresa. Soledad para entender "con Quién estamos". Silencio del cuerpo y de la mente para buscar a Dios en nuestro interior. Es en el silencio cuando Dios se comunica mejor al alma y el alma puede mejor captar a Dios. En el silencio el alma se encuentra con su Dios y se deja amar por El.
2. ¿QUIEN PUEDE HACER ESTE TIPO DE ORACION?
Según Sta. Teresa, la oración de contemplación es la "Fuente de Agua Viva" que prometió el Señor a la Samaritana (cfr. Jn. 4). "Mirad que os llama a todos ... no dijo a unos daré y a otros no". Es decir, no dijo que daría de esta "Agua" a ciertos escogidos, sino dijo: "Todo el que bebade este agua, no volverá a tener sed" (Jn. 4, 13).
3. NUESTRA PARTICIPACION EN LA ORACION
La persona debe poner su deseo y su disposición, principalmente su actitud de silencio (apagar ruidos exteriores e interiores). El silencio aún no es contemplación, pero es el esfuerzo que Dios requiere para dársenos y transformarnos. Además, orar se aprende orando, "sin desfallecer", como dice el Señor. La única forma de aprender a orar es: orar, orar, orar.
La participación de Dios escapa totalmente nuestro control y El -soberanamente- escoge cómo ha de ser su acción en el alma del que ora. En ese silencio de la oración contemplativa Dios puede revelarse o no, otorgando o no gracias místicas o contemplativas. Esta parte, el don de Dios, no depende del orante, sino de El mismo, que se da a quién quiere, cómo quiere, cuándo quiere y dónde quiere. La efectividad de la oración contemplativa no se mide por el número ni la intensidad de las gracias místicas, sino por la intensidad de nuestra transformación espiritual: crecimiento en virtudes, desapego de lo material, entrega a Dios, aumento en los frutos del Espíritu, etc.
La oración contemplativa es siempre una experiencia transformante, haya gracias místicas o no.
EL PADRE NUESTRO
Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre; venga a nosotros Tu Reino; hágase Tu Voluntad, así en la tierra como en el cielo. Dános hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
EL AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de Gracia, El Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
EL GLORIA
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, es ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.LA SALVE
Dios te salve, Reina y Madre, Madre de Misericordia, Vida y dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve, a ti clamamos los desterrados hijos de Eva. A Ti suplicamos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra. Vuelve a nosotros esos Tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de Tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! L. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios
R. para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén."
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