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CARLOS MARIO GALLO MARTÍNEZ

No le pidas

No le pidas

No le pidas


 Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla
 Libro: Con las Alas Abiertas


 No le pidas a Dios que te dé grandes éxitos, sino
 pequeños adelantos diarios   en la virtud.
 
 No le pidas a Dios que aligere el peso de tu vida,
sino   fuerzas para llevar  el que Él quiera ponerte.

 No le pidas poder demostrar que tienes la razón, sino
 que   te deje entrar   siempre en el fondo de verdad que pueda tener el  otro.

 No le pidas que todo el mundo te escuche,sino  guardar  silencio para que puedas escuchar a los demás. 


 No le pidas tiempo para tus dificultades, sino para  comprometerte con los   males de otros.

 No le pidas que te cambie de cruz, de lugar, de  sufrimiento, sino adaptarte > a aquella que ya viene calculada para tu condición,  tu > talla y tu estatura.

 No le pidas felicidad plena, sino saber hacer dichosa  la  vida con lo que   tienes a tu alcance.

 No le pidas que todo te salga bien, sino saber cuáles  son   tus errores y   tratar de enmendarlos.

 No le pidas a Dios cumplir con todo lo que te ha  mandado,  sino saber   ofrecerle algo de lo que nunca te ha pedido.

 No le pidas el árbol más frondoso, sino el más    rendidor.  Ni el hogar más    lujoso, sino el que tú tengas habilidad de
 manejar.   Ni el dinero más    abundante, sino el que mejor garantice tu salvación.

 No le pidas tanto viento que te sople, sino mejor  brújula   que te oriente.

 No le pidas la magia de la suerte, sino el  merecimiento del   trabajo.

 No pidas muchos dones para lucirte en sociedad, sino  una  sola llave para  encerrarte en su corazón.

 No le pidas concebir muchos proyectos, sino una sola  obra  bien realizada.
 
 No le pidas a Dios éxito rotundo, sino la rendija que siempre te deja ver el  punto débil de tu pequeñez.
 
 No le pidas la parcela menos árida, sino los mejores jugos   para sembrarla.

No le pidas que nadie se interponga, sino que de   todos  sepas defenderte.

No le pidas que nunca te interrogue, sino que siempre  te   encuentre definido.

No le pidas desconocer el dolor, sino saber   humanizarte con  él.

No le pidas un cantero siempre florecido, sino que  las   podas te enseñen a  retoñar, a revivir y a crecer.

 No le pidas poder comprar todo lo que quieras, sino poder  atesorar todo lo "incomprable".

No le pidas retener toda la ciencia, sino vibrar con todas  las emociones.

No le pidas poder regalar a tus amigos, sino perdonar  a tus enemigos.

No le pidas ser talento, águila, luz, sino ser un   instrumento siempre disponible.
 
No le pidas ser un tronco envidiable, sino una  pasturita "queriendo subir".

 No le pidas ser un faro que manda su luz desde muy alto,   sino una linternita  que rastrea los recovecos oscuros que se van quedando  dentro del hombre.

No pidas toda la sabiduría que cabe en Dios, sino  toda la   humanidad que cabe  en el hombre.

 No le pidas dinero para que te adulen, sino valores  para  que te respeten.

    Y a la hora  de morir, no le pidas "lo que te mereces", sino lo que   valen  su sangre, su muerte y su cruz.


AMÉN 

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