¿DÓNDE ESTÁN LAS MANOS DE DIOS?
¿DÓNDE ESTÁN LAS MANOS DE DIOS?
Cuando observo el campo sin arar, cuando la tierra no da fruto, cuando el campesino huye de la violencia. Me pregunto:
- ¿Dónde estarán las manos de Dios?
Cuando observo la injusticia, la corrupción, el que explota al débil; cuando veo al prepotente y pedante enriquecerse del ignorante, del pobre y del obrero, carentes de recursos para defender sus derechos. Me pregunto:
- ¿Dónde estarán las manos de Dios?
Cuando contemplo a una anciana olvidada; cuando su mirada es nostálgica y balbucea todavía algunas palabras de amor por el hijo que la abandonó. Me pregunto:
- ¿Dónde estarán las manos de Dios?
Cuando veo al moribundo en su agonía llena de dolor, cuando observo a la pareja y a sus hijos deseando no verle sufrir; cuando el sufrimiento es intolerable y el lecho se convierte en un grito de súplica de paz. Me pregunto:
- ¿Dónde estarán las manos Dios?
Cuando miro al joven antes fuerte y decidido, ahora embrutecido por la droga y el alcohol, cuando veo titubeante lo que antes era una inteligencia brillante y ahora harapos sin rumbo ni destino. Me pregunto:
- ¿Dónde estarán las manos de Dios?
Cuando miro a la chiquilla que debería soñar en fantasías, arrastrar su existencia y en su rostro se refleja ya el hastío de vivir y buscando sobrevivir se pinta la boca, se ciñe el vestido y sale a vender su cuerpo. Me pregunto:
- ¿Dónde estarán las manos Dios?
Cuando aquel pequeño a las tres de la madrugada me ofrece su periódico, su miserable cajita de dulces sin vender, cuando lo veo dormir en la puerta de un zaguán titiritando de frío, con unos cuantos periódicos que cubren su frágil cuerpecito, cuando su mirada me reclama una caricia, cuando lo veo sin esperanzas vagar con la única compañía de un perro callejero. Me pregunto:
- ¿Dónde estarán las manos de Dios?
Y me enfrento a Él y le pregunto:
- "¿Donde están tus manos Señor, para luchar por la justicia, para dar una caricia, un consuelo al abandonado, rescatar a la juventud de las drogas, dar amor y ternura a los olvidados?".
Pero después de un largo silencio, escucho su voz que me reclama:
- "¿No te das cuenta que tú eres mis manos?. Atrévete a usarlas para lo que fueron hechas. Para dar amor y alcanzar estrellas".
Entonces he llegado a comprender, que las manos de Dios somos "TÚ y YO". Los que tenemos la voluntad, el conocimiento y el coraje para luchar por un mundo más humano y justo. Los que desafiando el dolor y la crítica, nos retemos a sí mismos para ser las manos de Dios.
Señor, ahora me doy cuenta que mis manos están sin llenar, que no han dado lo que deberían dar, te pido perdón por el amor que me diste y que no he sabido compartir, las debo usar para amar y conquistar la grandeza de la creación.
El mundo necesita esas manos, llenas de ideales y estrellas, cuya obra magna sea contribuir día a día, a forjar un nuevo mundo, con valores superiores, que compartan generosamente lo que Dios nos ha dado y puedan al final llegar vacías, porque entregaron todo el amor, para lo que fueron creadas y Dios seguramente dirá:
- ¡Esas son mis manos¡.
Padre Octavio Escobar Rangel
Esta reflexión debe recordarnos que somos nosotros los que tenemos que cambiar para hacer de nuestro mundo, un mundo mejor. Y ese mundo, empieza en tu hogar, en tu oficina, en la calle, con tu familia, con tus compañeros de trabajo, con todos tus conocidos, y aún con los desconocidos, porque todos ellos merecen de ti lo mejor.
GRACIAS SEÑOR
Señor mío y Dios mío;
Te doy gracias por las noches y los días con los que das vida a mi vida con tu sola presencia, por el alimento seguro que nunca me ha faltado, por haber llegado al final de cada día a reparar mis fuerzas en mi lecho, en mi hogar. Pero sobre todo Señor, te doy gracias por haberme regalado un día, la vida.
Bendice Señor a cada uno de mis amigos y en especial a mis enemigos, porque son ellos quienes más necesitan de Ti.
Señor, Tú sabes cuanto amo a este ser que en este instante está orando junto a mí. Te pido para él la victoria en todas sus adversidades y barreras, y por aquellas situaciones que por estar a veces alejado de Ti se hacen tan largas y parecen no tener fin. Bendice también sus proyectos y sueños y que la esperanza en tu infinita misericordia le recuerde que pase lo que pase, Tú nunca nos abandonas.
Amén
Enviado por: Miryam Bautista
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