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CARLOS MARIO GALLO MARTÍNEZ

EL ÁRBOL DE LOS PROBLEMAS

EL ÁRBOL DE LOS PROBLEMAS

EL ÁRBOL DE LOS PROBLEMAS
 
El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro año de trabajo.  Su cortadora eléctrica se dañó y le hizo perder una hora de trabajo y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar.  Mientras lo llevaba a su casa, se sentó en silencio.  Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia.  Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos.
 
Cuando se abrió la puerta de su casa, ocurrió una sorprendente transformación.  Su bronceada cara estaba plena de sonrisas.  Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.  Posteriormente me acompañó hasta el coche.  Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que había visto hacer un rato antes. "Oh, ese es mi árbol de los problemas " contestó.  Sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura, los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a nuestros hijos.  Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa.  Luego por la mañana los recojo otra vez. 
 
Lo divertido es, dijo sonriendo, que cuando salgo por la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.
 
Autor Desconocido   
 
TORMENTAS
 
Cuentan que un día un campesino le pidió a Dios le permitiera mandar sobre la Naturaleza para que -según él - le rindieran mejor sus cosechas.  ¡Y Dios se lo concedió!

Entonces cuando el campesino quería lluvia ligera, así sucedía; cuando pedía sol, éste brillaba en su esplendor; si necesitaba más agua, llovía más regularmente; etc.
Pero cuando llegó el tiempo de la cosecha, su sorpresa y estupor fueron grandes porque resultó un total fracaso.  Desconcertado y medio molesto le preguntó a Dios por qué salió así la cosa, si él había puesto los climas que creyó convenientes.
 
Pero Dios le contestó - "Tú pediste lo que quisiste, más no lo que de verdad convenía.  Nunca pediste tormentas, y éstas son muy necesarias para limpiar la siembra, ahuyentar aves y animales que la consuman, y purificarla de plagas que la destruyan..."

Así nos pasa: queremos que nuestra vida sea puro amor y dulzura, nada de problemas. 
 
El optimista no es aquel que no ve las dificultades, sino aquel que no se asusta ante ellas, no se echa para atrás.  Por eso podemos afirmar que las dificultades son ventajas, las dificultades maduran a las personas, las hacen crecer.  Por eso hace falta una verdadera tormenta en la vida de una persona, para hacerla comprender cuánto se ha preocupado por tonterías, por chubascos pasajeros.

LO IMPORTANTE NO ES HUIR DE LAS TORMENTAS, SINO TENER FE Y CONFIANZA EN QUE PRONTO PASARÁN Y NOS DEJARÁN ALGO BUENO EN NUESTRAS VIDAS.
 
Autor Desconocido

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