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CARLOS MARIO GALLO MARTÍNEZ

ACTITUDES DE UN VALIENTE

ACTITUDES DE UN VALIENTE

ACTITUDES DE UN VALIENTE

Admitir que te equivocaste.
Hacer lo que es correcto, aunque los demás no lo hagan.
Hablarle a alguien que no conoces.
Decir "no" cuando otros están tratando de que hagas algo que sabes que no debes hacer.
Decir la verdad y aceptar las consecuencias.
Defender algo en lo que crees, aunque podría significarte el rechazo o el ridículo o incluso un daño físico.
Defender a alguien a quien se considera impopular o inaceptable.
Vivir tu fe con todo tu corazón, tu mente, tu alma, y tu fuerza, sin importar lo que te cueste.
  
RECUERDA QUE...

Hay tristezas que son como las cascadas de los ríos, se deslizan suaves y bajan por tu vida sin detenerse ante los obstáculos, para luego desembocar en las playas de tu futura alegría.
Cuando notas que tu mirada pierde el brillo del atardecer, recuerda que en la mañana sale el sol, quien hará de tu hoy el inicio de tu día... por eso siempre espera el mañana con la cabeza erguida.
Continúa simpatizando con la vida aún cuando no brille tu sol.
Todos los sinsabores que pudiste percibir en la vida, tienen como finalidad que recuerdes que aún te queda el sentido del gusto para diferenciar lo bueno de lo malo.
Sólo se vive un día a la vez. Por eso aunque tengas prisa, tienes que esperar 24 horas para ver el mañana.
  
Deseo recordarte que siempre habrá una fuente abierta y la abundante lluvia te hará mantener en tu pensamiento lo importante que eres para Dios, lo intenso que te ama y lo fuerte que te abraza para jamás dejarte. Eres la razón de su llegada al mundo. Eres la sonrisa que acaricia sus labios desde ahora y para siempre.
  
Siempre que tiendas a juzgarte, haz un alto en tus pensamientos y alaba a Dios por lo que sí te dio para que adornes todo lugar en el cual estés.  Mantén presente que Dios maneja tu dolor en una forma perfecta, como sólo un Padre Santo lo puede hacer.
  
NO OLVIDES QUE...
  
La vida es un lujo. Lujo para amar, para respirar, para soñar y para ser feliz. Por eso gasta tu vida como si fueras millonario.
Tu sonrisa sea parecida a la de los niños cuando se saben amados, y que logres ver en éste día una caricia en cada uno de tus latidos, que te des el gusto de perfumar tu boca con palabras llenas del aroma de tu interior, y que la paz que rodea el paternal corazón de Dios sea la que te mantenga saturado de tranquilidad en éste, tu único día que te corresponde vivir.
  
Estar vivo es uno de los regalos más hermosos que podrás mantener tanto en tu espíritu, como en tu alma y en la eterna juventud. Por eso manifiesta tu viveza en todo lo que haces, ríe como si fuera la última vez, sueña como los niños y haz de ti un ser humano que vive y deja vivir.
 
Autor Desconocido

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