Cuenta la leyenda que estaba un día Dios sentado en su inmenso reino junto a su ángel más fiel, cuando decidió crear el país más bello y hermoso del mundo. Así que comenzó:
- A este país le daré dos océanos: uno hermoso y bello que sirva para el turismo, y el otro será igual de hermoso pero servirá para la pesca y la investigación.
El ángel lo miró y le preguntó
- ¿Dos océanos mi señor?
Dios respondió:
- Sí, ya verás porqué.
Le daré tres hermosas cordilleras: una más ancha, una más alta y una más cálida que las otras, cada una con sus respectivas cualidades, pero igual de bellas e importantes.
- ¿Tres cordilleras mi Señor?
- Sí, ya verás porqué.
Le daré una fauna inigualable, una hidrografía espectacular y un relieve tan maravilloso que será como mi propio edén.
- ¿Tanto mi Señor?
- Sí, ya verás porqué. Tranquilízate amigo fiel.
Le daré unas inmensas llanuras en donde el sol camuflará sus rayos en las espigas de los campos.
- ¿Por qué tanta belleza mi Señor?
- Calma mi fiel servidor, ya verás porqué.
Le daré una riqueza minera tan grande y maravillosa, que como tesoro alguno jamás existirá.
- ¿Tanta riqueza mi Señor?
- Sí, y cada día más. Ya verás porqué.
Lo colmará de gente maravillosa, de gente pujante y emprendedora, de gente inteligente que no se doblega ante la adversidad, de gente bella y de gente cálida.
- ¿Por qué tanta gente maravillosa mi Señor?
- Ya verás porqué.
Le daré un cielo divino y majestuoso, en donde con sólo mirarlo se vea la entrada a mi reino y se confunda con la belleza en puro.
- ¿Aún más mi Señor?
- Sí mi gran amigo. Ya verás porqué.
Así, en continuo trabajo permaneció el todopoderoso durante algunos días más, hasta que vio que después de tantos dones y bendiciones otorgadas por Él, culminó con éxito su tan añorado país. Pasaron los siglos de los siglos y un día no muy lejano el ángel le preguntó:
- Dime Señor: ¿Por qué te esmeraste y te esforzaste tanto? ¿Por qué le dedicaste tanto
tiempo a un país en donde sólo se habla de pobreza, de robos, de violencia y de muerte?
Dios le respondió:
- Mi querido amigo, veo que eres ciego y poco entendedor. Me sacrifiqué y esforcé tanto para crear un país tan lleno de dones y bendiciones, en donde sus habitantes puedan vivir tranquilos, puedan vivir alegres y puedan experimentar a pequeña escala lo fabuloso que es vivir en un paraíso. Sé por lo difícil que están pasando, por el retroceso que se vive allá; pero tengo la esperanza que sus habitantes (conocidos como colombianos), abran los ojos y vean qué país tan maravilloso les fue entregado y valoren la suerte que tienen al haber nacido en él.
Autor Desconocido
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