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CARLOS MARIO GALLO MARTÍNEZ

TU MISIÓN EN LA VIDA

TU MISIÓN EN LA VIDA

TU MISIÓN EN LA VIDA

Tú tienes una misión en la vida: ser feliz y hacer felices a los demás.
 
La felicidad no es algo que pertenece a los cuentos de hadas, ni es algo inalcanzable como una estrella a la que sólo puedes mirar desde lejos; de ninguna manera.  La felicidad es algo que se encuentra al alcance de todos los seres humanos, sin excepción.  La felicidad es algo que se encuentra presente en todo momento alrededor tuyo.  La felicidad es un estado de conciencia, es una forma de sentirte, de verte a ti mismo y de percibir lo que te rodea.
 
Si permaneces sumergido en un torbellino de anhelos insatisfechos, deseando siempre cambiar las cosas que tienes a tu alrededor.  Si estás luchando por ser mejor, luchando por tener más cosas, luchando por tener un mejor control sobre ti mismo.  Si siempre tienes tu mente inmersa en el futuro o en el pasado, jamás podrás ser feliz.
 
Experimentarás la felicidad solamente cuando seas capaz de vivir consciente en el presente; cuando te sientas tranquilo, aún en medio de tus adversidades y aceptes totalmente tu vida tal como es y con lo que tienes; cuando experimentes la alegría de estar vivo; cuando te encuentres en total armonía con el mundo que te rodea.  Nadie puede darte la felicidad, sólo tú mismo puedes conseguirla cuando te atrevas a vivir el presente.  Vivir el presente es vivir con tu atención mental y emocional puesta en aquello que tu cuerpo físico se encuentra realizando.  No seas de los que pasan toda su vida esperando un acontecimiento futuro para ser feliz, eso es absurdo.  La felicidad es algo que puedes disfrutar ahora, con lo que tienes y como eres. 
 
Cuando tengas la certeza de que el mismo Dios habita en tu interior, habrás llegado a la auténtica y perdurable felicidad.  Pues el encuentro con Dios, es el fin de todos los pesares.
 
Autor Desconocido   
 
ORACIÓN
 
Dios que nos amas y nos guías por medio de tu Santa Palabra, este día vengo de rodillas a pedirte que la humanidad entera pueda verte, que todos los hombres, mujeres, jóvenes, niños, ancianos, en todo el mundo puedan sentir Tu Gracia, Tu Presencia y Tu Espíritu.
 
Que abandonemos el egoísmo, la envidia, la soberbia, que se queden en la orilla del río de tu Divina Misericordia.  Que no haya algún desvalido, hambriento, desconsolado, enfermo, sediento, abandonado, que pase cerca de mí, o que se siente junto a mí, que yo no reconozco como mi prójimo, y a quien yo deje sin ayuda, sin dar al menos una sonrisa y un apretón de manos, en Tu Nombre Amado Jesús.
 
Por el poder de tu Divinidad pido por los pueblos que en el mundo entero están sufriendo por las consecuencias de los terremotos, tsunamis, amenazas, guerras, pobreza, enfermedades, o violencia.  Te ofrezco mi sacrificio de este día, de esta noche, privándome de algo que me gusta, de algo que quiero hacer, que quiero comprar, que quiero comer, para que en Tu Nombre pueda aliviar el corazón de otros más tristes y desamparados.
 
En tu nombre Jesús, pido por nuestros ancianos, abuelos, padres, tíos, por nuestros hijos, nuestras hijas, por todos nuestros parientes, amigos y enemigos.  Pido por los niños, por las niñas, por la juventud, para que te encuentren, para que puedan verte y poner toda su fe en Ti. 
 
Bendice Señor, La Tierra entera, alivia y aplaca los movimientos de la naturaleza para que no causen más dolor.  Tú, todo lo puedes, todo lo sabes, y nos amas profundamente.
 
Gracias, Señor Nuestro, por haberme escuchado.
 
Amén  

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