LOS LLAMADOS PROBLEMAS
En cada etapa de nuestra vida podemos vivir los problemas dramáticamente:
Un problema a los 9 años puede ser que se te pincha la pelota.
Un problema a los 15 años puede ser suspender un examen.
Un problema a los 20 años puede ser que al muchacho que te guste, no le gustes tú.
Un problema a los 30 años puede ser la gripe de tu bebé.
Un problema a los 40 años puede ser quedarte sin trabajo.
Un problema a los 60 años puede ser tener a los hijos lejos.
Un problema a los 80 años puede ser una enfermedad.
¿Hacía falta quedarse sin dormir?
¿Hacía falta hacerlos tan importantes?
¿Cómo hubiera sido un comportamiento más efectivo?
¿qué hice yo para suspender el examen?
¿qué puedo hacer yo para atraer al muchacho? o
Cambiando nuestra mirada se abren para nosotros posibilidades que antes no existían. Cambiar la interpretación por otra que nos sirva. Observar de qué manera podemos hacernos cargo de lo que ocurrió. Considerar qué vamos a hacer en el futuro con eso. Algunas veces ocurren hechos que no pueden ser reinterpretados, los observamos como negativos ¿pero cuánto tiempo nos vamos a quedar en esa emocionalidad? o ¿qué vamos a hacer a partir de eso? Es una elección que nos pertenece y nos da poder. La felicidad no es la ausencia de problemas, sino la habilidad de salir adelante con ellos.
El perdedor ve un problema en cada solución, el ganador ve una solución en cada problema.
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