SEÑOR, BENDICE A MI AMIGO
SEÑOR, BENDICE A MI AMIGO
Señor, aquí te presento a mi amigo para que lo bendigas, lo cuides y le enseñes a vivir. Tú que sabes lo que vive, lo que le preocupa, lo que siente, lo que piensa, lo que anhela, lo que le falta y lo que desea. Tú que sabes cuándo llora, cuándo ríe, cuando está en la soledad. Cuídalo, protégelo, anímalo a seguir adelante, acompáñalo siempre.
Señor, aquí te presento a mi amigo para que lo bendigas, lo cuides y le enseñes a vivir. Tú que sabes lo que vive, lo que le preocupa, lo que siente, lo que piensa, lo que anhela, lo que le falta y lo que desea. Tú que sabes cuándo llora, cuándo ríe, cuando está en la soledad. Cuídalo, protégelo, anímalo a seguir adelante, acompáñalo siempre.
Y a mí Señor, ¡Enséñame!
A presentir lo que siente dentro de él.
A estar disponible cuando él más me necesite.
A ser amable cuando él más necesite ser amado.
A verlo cuando necesite ser visto.
A oírlo cuando necesite ser oído.
A darle seguridad cuando necesite seguridad.
A cuidarlo cuando necesite ser cuidado.
A acudir cuando necesite de alguien.
A ayudarlo cuando necesite ser ayudado.
A celebrar con él cuando necesite celebrar.
A llorar junto a él cuando tenga necesidad de desahogarse.
A sentirme orgullosa de mi amigo.
A aprender muchas cosas de él.
A estar disponible cuando él más me necesite.
A ser amable cuando él más necesite ser amado.
A verlo cuando necesite ser visto.
A oírlo cuando necesite ser oído.
A darle seguridad cuando necesite seguridad.
A cuidarlo cuando necesite ser cuidado.
A acudir cuando necesite de alguien.
A ayudarlo cuando necesite ser ayudado.
A celebrar con él cuando necesite celebrar.
A llorar junto a él cuando tenga necesidad de desahogarse.
A sentirme orgullosa de mi amigo.
A aprender muchas cosas de él.
Porque Tú, Señor, has sido el gran amigo incondicional de muchos hombres y mujeres, de muchos padres y madres que acuden a Ti por sus hijos; de muchos niños y jóvenes que buscaban ser oídos y vistos; de muchos ancianos y abandonados que buscaban ser acogidos.
Enséñame, Señor, a ser una gran amiga como tú. Porque "No hay mejor amigo que el que da su vida por los demás"... Y Tú, Señor, la diste por mí. Porque Tú, Señor, fuiste, eres y serás: mi gran amigo incondicional.
Amén
autor desconocido
0 comentarios