Blogia
CARLOS MARIO GALLO MARTÍNEZ

¿Por qué debo vivir?

¿Por qué debo vivir?

Señoras y señores del jurado del limbo. Estamos hoy aquí reunidos para decidir si puedo seguir viviendo o no, ya que me encuentro en esta situación delicada de estar en coma.

Quiero que se pongan en mi situación unos segundos. En algún momento ustedes también fueron humanos y saben lo hermosa que es la vida, saben que para bien o para mal nadie decide vivir, sólo decidimos el cómo vivirla.

Conozco perfectamente mis defectos: He mentido, he engañado, me he burlado de los demás, siempre fui rencorosa, vengativa y egoísta, nunca fui adepta a la caridad y siempre busco la paja en el ojo de los demás.

Entonces, ¿por qué merecería alguien como yo volver a vivir?

Es, de hecho, bastante simple señores. Me merezco vivir porque tengo una fe innata a la humanidad, porque creo que un solo hombre puede cambiar el mundo. A la vez, creo en la Teoría del Caos, es decir, si una mariposa aletea en Brasil y crea un tornado en Japón, ¿por qué un hombre no puede cambiar algo, aportar su granito de arena y revolucionar el mundo entero?

Creo que todos los hombres y mujeres podemos ser mejores, porque nunca estamos completamente satisfechos, siempre aspiramos a más, siempre existe esa avaricia de querer más. Y por lo general esto es mal interpretado, se toma a la codicia como una cosa maléfica, pero también tiene características buenas, también se puede desear lo mejor e intentarlo.

Créanme, el ser humano no es conformista, por lo cual siempre va a intentar conseguir lo que desee una y otra vez. Las personas son completamente perseverantes.

Y si me puedo jactar de algo, es que nunca me he rendido ante nada, así tuviera que pelear contra viento y marea, contra toda opinión desfavorable. En ese revuelo han salido cosas buenas, por suerte.

Pero debo seguir viviendo porque debo intentar convencerlos de que aún no he vivido lo suficiente como para cambiar, como para aportar mi granito de arena.

Piensen en esto mientras les suplico:

Déjenme ser esa mariposa, déjenme revolucionar al mundo.

0 comentarios