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CARLOS MARIO GALLO MARTÍNEZ

RUTINAS

RUTINAS

 

RUTINAS


Un día, un becerro atravesó un bosque virgen para volver a su pastura. Como era un animal y no podía darse cuenta, abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas, subiendo y bajando colinas para llegar donde quería. Al día siguiente, un perro usó ese mismo sendero para atravesar el bosque. Después fue el turno de un carnero, jefe de un rebaño, que viendo el camino marcado hizo a sus compañeros seguir por allí.  Más tarde, los hombres comenzaron a usar ese sendero: entraban y salían, giraban a la derecha y a la izquierda, descendían, se desviaban de obstáculos, quejándose y maldiciendo, con toda razón. Pero no hacían nada para crear una nueva alternativa.
 
Después de tanto uso, el sendero acabó convertido en un amplio camino donde los pobres animales se cansaban bajo pesadas cargas, obligados a recorrer en tres horas una distancia que podría haber sido vencida en treinta minutos, si no hubieran seguido el sendero abierto por el becerro.  Pasaron muchos años y el camino se convirtió en la calle principal del poblado y, finalmente, en la avenida principal de la ciudad. Todos se quejaban del trayecto porque peor no podía ser. 

Mientras tanto, el sabio bosque se reía, al ver que los humanos tienen la tendencia a seguir ciegamente los caminos que ya han sido abiertos, sin cuestionarse nunca si esa es la mejor elección.
 
Paulo Coelho
Escritor Brasilero
 
QUE EL CAMINO SALGA A TU ENCUENTRO
 

Que el viento siempre esté detrás de ti y la lluvia caiga suave sobre tus campos; y hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te sostenga con el puño de su mano.
 
Que vivas por el tiempo que tú quieras y que nunca quieras vivir tanto como vives. Recuerda siempre olvidar las cosas que te entristecieron, nunca te olvides de recordar las cosas que te alegraron. Recuerda siempre olvidar a los amigos que resultaron falsos. Pero nunca olvides recordar a aquellos que permanecieron contigo. Recuerda siempre olvidar los problemas que ya pasaron. Nunca olvides recordar las bendiciones de cada día.
 
Que tus bolsillos estén pesados y tu corazón ligero. Que la buena suerte te persiga y, cada día y cada noche tengas muros contra el viento, y un techo para la lluvia, bebidas junto a la fogata, risas para consolarte y a los que amas cerca de ti, y todo lo que tu corazón desee.
 
Que Dios esté contigo y te bendiga, que veas a los hijos de tus hijos, que el infortunio sea pobre y seas rico en bendiciones, que no conozcas nada más que la felicidad desde este día en adelante. Que Dios te conceda muchos años de vida, de seguro Él sabe que la tierra no tiene suficientes ángeles.
 
Autor Desconocido

 

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