TUS PERTENENCIAS
 
								
				
				TUS  PERTENENCIAS
 
Un hombre murió intempestivamente.  Al  recobrar la conciencia, vio a Dios que se acercaba y que traía consigo una  maleta.  Cuando estuvo a su lado, le dijo: 
-     Bien hijo mío, es hora de irnos.
El hombre asombrado le preguntó a  Dios:
-    ¿Ya?, ¿tan pronto?, tenía muchos  planes.
-    Lo siento hijo, pero es el momento de  tu partida.
-    ¿Qué traes en esa maleta?
-    Tus pertenencias
 
-    ¿Mis  pertenencias?  Es decir, ¿mis cosas, mis ropas, mi dinero? 
-    Lo  siento hijo, las cosas materiales que tenías, nunca te pertenecieron; eran de la  tierra.
 
-    ¿Traes mis recuerdos?
-    Lo siento hijo, esos ya no vienen contigo, nunca te  pertenecieron; eran del tiempo.
 
-    ¿Traes mis  talentos?
-    Lo siento hijo, pero esos nunca te  pertenecieron; eran de las circunstancias.
 
-    ¿Traes a mis amigos, y a mis familiares?
-     Lo siento hijo, pero ellos nunca te pertenecieron; eran del  camino.
 
-    ¿Traes a mi mujer y a mis  hijos?
-    Lo siento hijo, ellos nunca te  pertenecieron; eran de tu corazón.
 
-    ¿Traes mi  cuerpo?
-    Lo siento hijo, ese nunca te perteneció; ese  era del polvo.
 
-    Entonces, ¿traes mi  alma?
-    Lo siento hijo, pero ella nunca te perteneció; era  mía.
 
El hombre lleno de miedo le arrebató a Dios la  maleta y al abrirla se dio cuenta que estaba vacía.  Con una lágrima de  desamparo brotando de sus ojos, el hombre le dijo a Dios:
-    Entonces, ¿nunca tuve nada?
 
Y Dios le  contestó:
-    Sí, hijo mío.  Cada uno de los momentos  que viviste fueron sólo tuyos.
 
Autor  Desconocido    
 
       
		
0 comentarios